domingo, 24 de octubre de 2010

Historia 12

“Me he negado a menospreciar la palabra rutina. El motivo debería ser obvio. Hay eventos que se repiten regularmente y no por ello dejan de ser interesantes o se convierten en privativos. No por decir rutina, debo entender fastidio o aburrimiento.
Si una rutina se rompe, es porque se quiebra algo que a menudo no se percibe como importante sino sólo cuando ella no está”.
Todo ello pensó, aquel sábado que se halló solitario, sin agenda, sin su compañía luego de tantos sábados rutinarios de ver los ojos y escuchar la voz de esa mujer, algunas veces cercana, algunas veces distante, pero siempre presente en las noches del sexto día de la semana.
“Qué sucederá ahora que se ha roto esta rutina. Estoy condenado a otra rutina, o podré volver a la que tenía su presencia. ¿Por qué digo condenado? ¿Acaso me siento prisionero? No hay duda: una rutina que no sea como tú podría será un encierro”.

Historia 11

Esta mañana al levantarme, pude recordar el sueño con el que conseguí la forma de decirte lo que siento. Quizás debería decir, lo que ambos debemos sentir.
Ambos estábamos parados en el punto A de esta vida. Con iguales anhelos, iguales deseos, iguales tiempos, iguales necesidades. Mucho tiempo estuvimos allí.
Y sabes que esto fue así hasta cuando decidiste mudar tu cuerpo, tu pensamiento, tus necesidades y tus deseos hasta el punto B. Y no me llevaste, no me necesitaste. No te era útil.
Y así, creaste la distancia entre el punto A y el punto B. Y quisiste culparme, trataste de escaparte de todo poniendo en mí todo el error, todo la carga de culpa.
Un día permití que volvieras al punto A. Parecía que era posible. Al menos eso decía mi engaño.
Y lo hiciste de nuevo. Caminaste hacia el rumbo que me habías jurado olvidar. Ignoro en lo que estabas pensando. Se trataba sólo de jugar “duro”. Era acaso un reto de nuevas emociones.
Y regresaste, pero no te has dado cuenta que llegaste al punto donde ya no estoy. Me encuentro en otro lugar del mapa. No sé si te das cuenta pero ya no estoy en A. No puedo estarlo. Incluso no puedo estar en un punto fijo.
Cada día mis sentimientos se encuentran en una coordenada diferente; todas lejanas al punto inicial. Y creo, que aun pudiendo lograr fijarme en un “x” y un “y” determinado, nunca podría volver a A.
Ayer leía sobre resiliencia: “the capacity to deal with change and continue to develop” … “sometimes change is gradual and things move forward in roughly continuous and predictable ways. At other times, change is sudden, disorganizing and turbulent…”.