viernes, 4 de junio de 2010

Historia 7

No era especialmente emotiva. Quizás por timidez, quizás por temor.
Recibía las cosas y las apreciaba. Pero le era difícil devolver el gesto con un halago.
Pero un día se descubrió haciendo cosas distintas.
El la había buscado para pedirle que le gerenciara el corazón.
“Tu llamada de esta mañana fue un golpe bajo”, escribió antes de declararle: “porque debes saber que tu voz me enamora”.
Siguió tecleando ideas, veloz e impulsivamente como una adolescente:
“Me siento como quién hace dieta y se enfrenta a una torta de chocolate”
“Me encanto oírte, y por ello aún tengo la sonrisa”
El sintió que al menos aquel día había logrado su objetivo: le borró la tristeza que nacía de seguir pensando que hacer con ese hombre que hoy la había llamado.

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