martes, 2 de febrero de 2010

Historia 1

La escena era su típica escena de un día en el ancianato.
La monja cariñosa limpia el excremento de este viejo saco de huesos que alguien abandonó.
Se habia cagado encima, como lo hacia desde antes de ingresar en este hogar que siempre sintió – merecidamente como una prisión.
"Es una lástima no acabar con la vida antes que ella se nos adelante y nos destruya, pero lentamente", habría pensado el anciano una tarde cuando lo llevaban desde el patio hacia su habitación.
Debían cambiarlo y limpiar su piel.
Olía a excremento y orín.
Se habia cagado y en su interior su rabia era inmensa.
Era la misma rabia que le le tuvo a su madre, a su padre, a su hermana, a todo lo que alguna vez se llamó familia.
Era la misma rabia que hoy tenía a sus despojos encerrados en esta cárcel de buenas monjas.
Era la rabia de no saberse muerto.

Alejandro Luy

1 comentario:

  1. Vaya Luy, esta fase poética y de introspección, está super interesante. Felicitaciones.
    Alejandro

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