sábado, 15 de mayo de 2010

Historia 6

Estaba débil.
Trataba de permanecer de pie pero en su mente no podía sostenerse.
Sentía que no valía nada.
No caminaba. Algo lo iba empujando.
Como quien anda en un tren que de desplaza velozmente, veía pasar la vida en el otro lado de la ventana.
En cinco ocasiones volteó a los lados. A la izquierda, a la derecha.
Y en un momento, como aparecen los árboles en la carretera, encontró una mirada.
Creyó que era real.
Imaginó que podía palparse.
Sonrió con sus últimas fuerzas, sólo con la esperanza de preguntar y obtener respuestas.
Y se aferró a la ilusión de que todo era posible.
Mientras, la inercia le seguía llevando.